1. Cambios en las familias
Cuando hablamos de los cambios producidos en las familias, son muchos los factores que han contribuido a la aparición de multitud de tipos de familias diferentes. Todo esto ha provocado un cambio en el significado de los hijos, en el interés público y privado o en la idea de infancia. Como resultado de ello, la función educativa de madres y padres ha variado de forma revolucionaria.
En primer lugar, la pareja cobra importancia a la vez que el matrimonio la pierde. Se produce un gran cambio en la infancia; se tienen menos hijos, siendo estos más importantes que en el pasado.
En segundo lugar, los hijos ya no suponen un seguro de vida para sus padres. Se espera disfrutar de ellos, aunque suponen mayores responsabilidades, aumentan sus obligaciones y se amplían sus derechos.
En tercer lugar, se produce un cambio en las relaciones internas de la familia, el afecto y la cercanía emocional van a regir las relaciones entre padres e hijos. Los padres serán los responsables del equilibrio emocional de sus hijos así como de sus problemas. La fuerte presión sobre los padres nunca ha sido tan fuerte y nunca se han centrado de manera tan racional en el cuidado de la salud, la educación y la estabilidad emocional de los hijos (Alberdi, 1999).
En cuarto lugar, ha cambiado el proceso de socialización dentro del contexto familiar. Han surgido nuevas formas de socialización y los aspectos que caracterizan la vida diaria se modifican rápidamente, dejando atrás el modelo tradicional de socialización.
Como podemos observar, las familias han estado organizadas de forma tradicional, viviendo todos en el mismo hogar, en zonas rurales dedicándose a las labores propias de este contexto. Este modelo comenzó a cambiar en los años setenta, los hijos empezaban a independizarse abandonando las áreas rurales para incorporarse en las urbanizaciones, fruto de los cambios socioeconómicos, la industrialización y terciarización.
El hombre seguía sustentando a la familia económicamente y la mujer se ocupaba de las labores domésticas. En los años ochenta, llegó la crisis, y muchas parejas independizadas volvieron con sus familias ya que no eran capaces de crear un hogar. En los años noventa, este aspecto cambió de nuevo, puesto que se produjo un incremento en la ocupación. Los cambios en las familias comenzaron a notarse, rompiendo con el modelo tradicional. Comienzan a surgir cambios dentro del hogar, produciendo divisiones del trabajo doméstico y del cuidado de los niños.
El cambio de la mentalidad en la sociedad, también provoca cambios en las familias; estas son más tolerantes respecto a los nuevos cambios en las estructuras familiares que surgen: divorcios, familias monoparentales, homosexuales, repartición de tareas, etc. Este cambio en la sociedad influirá de manera directa en las familias, haciendo que le otorguen una mayor importancia a la educación de sus hijos, favoreciendo así la escolarización de los mismos.
Con la entrada de la mujer en el mercado laboral se reducen los índices de fecundidad. Se añade así un sueldo más al hogar que facilita el acceso a diferentes recursos.
Lahire propone cinco aspectos para la configuración familiar:
- Estructura del razonamiento y posibilidades de autodominio.
- Esfuerzo para conseguir gratificaciones.
- Inculcar unas reglas y un orden que influyan en su rendimiento escolar.
- Ejercer la autoridad correctamente, intentando imitar los modelos escolares y no que el niño tome como autoridad la figura de una sola persona.
- Dedicar tiempo y esfuerzo a la educación de nuestros hijos, intentando ayudarle también en su escolarización.
Para comprender de una forma más clara cómo son las familias en la actualidad, nos apoyaremos en un estudio que publicó hace unos años la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), que nos proporciona información para conocer la forma en que educan las familias. Distinguimos cuatro modelos familiares:
· Familia familista/endogámica. Su núcleo familiar está muy unido y las relaciones entre sus miembros son buenas. Es autosuficiente y se centra en sí misma.
· Familia conflictiva. Sus normas producen conflictos, ya que son fijas y firmes. La comunicación es escasa.
· Familia nominal. Opta por una coexistencia pacífica, sin enfrentarse a los problemas, por lo que no hay participación.
· Familia adaptativa. Predomina una buena comunicación y participación entre padres e hijos.
En España, el modelo familiar más destacado es el de familia nominal, esto supone una problemática social ya que éstas no se enfrentan a los problemas, adoptando así una actitud de indiferencia hacia ellos. En términos educativos supone un hándicap a la hora de establecer relaciones en este tipo de familias entre la familia y la escuela.
Por otro lado, destacamos la familia adaptativa, que, aunque no supone un porcentaje muy significativo, cada vez es más común en la sociedad. Estas familias son las que intervienen de forma más activa en el proceso educativo de sus hijos, debido al clima de democracia y colaboración creado en el hogar.
2. Cambios en la escuela.
Del mismo modo que han ido evolucionando las familias, la escuela también lo ha hecho, aunque ésta con un crecimiento más rápido. Las funciones que la sociedad le solicita a la escuela, no han sido siempre las mismas, también han ido cambiando; es evidente que la escuela debe adaptar sus competencias a las necesidades de los ciudadanos.
De igual manera que sucedía antiguamente en la escuela con las distintas clases sociales que tenían acceso a ella, hoy en día, la diversidad del alumnado que asiste a la escuela supone un problema adicional y conlleva a que el profesorado tenga que atender las necesidades de cada alumno, porque no todos presentan las mismas habilidades intelectuales.
Además, el profesorado debería cambiar su manera de transmitir la información haciendo que el alumnado la adquiera de manera progresiva. A la vez que se enseña, se tienen que transmitir valores y comunicar ideales que los alumnos sepan comprender y transmitir, es decir, los profesores no se deberían ajustar únicamente a transferir el conocimiento tal cual lo han aprendido, sino que deberían adaptarlo a las características personales y contextuales de los alumnos. A veces, la diferencia generacional dificulta que el docente pueda ponerse en el lugar del alumno para descubrir sus verdaderos intereses educativos.
Asimismo, en la escuela se presiona para acelerar el proceso de maduración. Se deja en un segundo plano los valores, la autonomía, el autoconocimiento o el razonamiento lógico, algo que debería valorarse más en esta etapa. Un ejemplo sería los niños que escriben desde temprano; la lectoescritura ha dejado de lado la creatividad y la curiosidad. Por otro lado, la escuela supone una serie de ventajas para la educación como pueden ser el cumplimiento de normas o la adquisición de hábitos y rutinas.
Los problemas de la educación no solo son de la escuela sino también de la sociedad y la cultura. Para solucionar los problemas de la escuela, sería necesario abordar primero los de la sociedad, es decir, no se puede crear una escuela justa en una sociedad injusta.
Destacamos también las funciones de la escuela en relación al fracaso escolar, que se ven limitadas si no existe una buena colaboración por parte de las familias. Actualmente, hemos podido comprobar que a pesar de los grandes esfuerzos realizados por el equipo docente, la participación de la familia es muy importante, y éstas no deberían centrarse exclusivamente en cuestiones didácticas.
3. Relaciones familia y escuela.
Respecto a las relaciones entre la familia y la escuela, debemos añadir que es evidente que la relación padres-escuela conlleva unos mejores resultados en el rendimiento escolar del alumnado, desarrollando además, comportamientos y actitudes positivas. Para favorecer la relación entre las familias y la escuela, podemos encontrar diferentes formas de intervención de los padres y madres en la escuela, según su participación sea individual (tutorías, actividades puntuales) o colectiva (Consejos escolares, AMPAS, reuniones).
También destacamos que no toda la participación de los padres y madres en la escuela es adecuada. Encontramos familias donde la socialización es más adecuada al éxito académico, ya que tienen una correcta configuración familiar y predominan las enseñanzas culturales y los valores morales.
En segundo lugar, están las familias inocuas al éxito escolar, aquellas que no destinan el tiempo y la dedicación necesaria para la educación de sus hijos.
En último lugar, destacan las familias inductoras al fracaso escolar, en las que surgen problemas con la disciplina y con la autoridad.
Para que la colaboración de los padres sea adecuada se debe favorecer la convivencia entre familia y escuela, confiando tanto en las habilidades profesionales y personales de los docentes como en la mejora de la participación de los padres.
Además, para que los padres incidan de manera correcta en la escuela, tiene que existir una correcta conciliación familiar en la que tanto las madres como los padres puedan dedicar un tiempo determinado en la educación de sus hijos y en la escuela.
Respondiendo a la pregunta ¿qué quieren las familias de la escuela?, exponemos que un gran porcentaje de familias considera que la escuela es la única responsable de la educación de sus hijos, y por lo tanto, ellas no tienen por qué ayudarles en las tareas escolares, e incluso se eximen de enseñarles valores morales.
Bibliografía
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Elena Laserna Bravo
Jorge Manzanaro García